Las compañías que fabrican píldoras para adelgazar saben que eres vulnerable a su publicidad, saben del mal que padeces. La mayoría de productos tienen un efecto diurético y eso hace que pierdas cantidades masivas de grasa y piense: Yeii ya baje 12 libras, lo cual nunca fue cierto, las empiezas a recuperar en cuanto las dejas de tomar. Ahora las supresoras del hambre son aún peores destruyen tu hígado y riñón, las dejas de tomar porque ya no aguantaste los efectos secundarios y viene el rebote. La solución no es ninguna píldora, té, suplemento, ninguna va a deshacer esa grasa como por magia. El secreto está en lo que comes y en que hagas ejercicio con la calidad de actividad que tu cuerpo necesita para quemar lo acumulado. Y no comas más de lo que vas a quemar.
Esto no quiere decir que te mates de hambre, busca comidas que te llenen, busca snacks que te ayuden a mantener ese sentimiento de saciedad, come una manzana, una ensalada de lechuga, espinaca, berro con sal y limón, yogurt sin grasa.